Es poco frecuente lesionarse en la natación, o eso creemos. A este deporte le acompaña el aura de tener un bajo riesgo de lesión por no tener impacto físico y por realizarse en medio acuático. La realidad es que al ser un deporte cíclico, como el running o el ciclismo, implica cierto compromiso por parte de las articulaciones al tener que repetir miles de veces un mismo movimiento, sobre todo los que pasan muchas horas entrenando y en un estilo concreto. Para evitar en la medida de lo posible estas lesiones, lo mejor es cambiar frecuentemente de estilo durante el entreno, planificar bien nuestras sesiones de series o carga, así como las de descanso (ya conocéis la importancia del descanso). Si nos excedemos en la carga y no nos cuidamos, además, será más fácil que aparezcan las lesiones.
Dolor de espalda
El crol es un estilo que suele ocupar una parte importante en el entreno de los nadadores, sobretodo amateur. La disposición ventral del cuerpo con la cabeza sumergida en el agua requiere de una extensión cervical para efectuar la respiración o saber donde estamos, además los músculos pectorales trabajan intensamente. Estos factores provocan o favorecen la cifosis dorsal. El movimiento de piernas además provoca la lordosis lumbar aunque en menor medida que en braza y mariposa. Esto provoca que acumulemos tensión en la parte baja de la espalda, desembocando en lumbalgia.
Para evitar o prevenir la lumbalgia, lo mejor es fortalecer las abdominales, paravertebrales y glúteos. De esta forma ayudamos a estabilizar la pelvis. Además no hay que olvidar nunca trabajar la elasticidad muscular y tendinosa, en este caso en concreto, importante la del psoas iliaco, recto anterior, cuádriceps e isquiotibiales. A todo esto debemos sumar la elasticidad pectoral, el exceso de trabajo y tonicidad del pectoral provoca que la espalda se curve favoreciendo la cifosis dorsal.
Rodilla de bracista
La natación puede provocar lesiones de rodilla por raro que pueda parecer. En la braza se da una patada muy enérgica, un movimiento violento en el que las rodillas se extienden y las piernas se rotan. Este gesto puede provocar la distensión del ligamento lateral interno, lesiones de menisco y tendinitis.
La recomendación seria dejar de realizar la patada, al menos en la medida de lo posible, sustituir por el movimiento de mariposa. Como en el caso anterior, es muy importante la flexibilidad y tonificar el vasto interno del cuádriceps y para rebajar inflamación y dolor, aplicar frío en la cara medial de la rodilla.
Dolor de hombro
Es la lesión más frecuente en la natación (hombro doloroso). Repetido miles de veces el movimiento de recorrido sobre la cabeza del brazo, esto puede provocar la inflamación de tendón de los músculos implicados. Las estructuras articulares y tendinosas están sometidas a un continuo rozamiento y esto provoca la inflamación y dolor. Esta inflamación suele ser tendinitis del manguito de los rotadores, típico de nadadores de crol y mariposa. El dolor en ocasiones es tal que puede despertarnos en la noche.
El mejor tratamiento es mantener el brazo en reposo. Aplicar hielo en la parte superior del hombro. Cuando la inflamación y dolor remitan debemos comenzar a recuperar y fortalecer la musculatura que interviene en la dinámica del humero (manguito de los rotadores). Una vez más, es importante los ejercicios de elasticidad muscular y tendinosa. También se recomiendan los ejercicios pendulares de codman.
El consejo es: mejor prevenir que curar. Para ello debemos planificar bien nuestras sesiones de carga, cuidarnos, descansar, estirar bien, calentar… nada nuevo pero que en ocasiones se nos olvida.
David Mellado Lupiañez es Diplomado en Fisioterapia, experto en Osteopatía, profesor de Pilates y recuperador funcional. Es el fisioterapeuta de la piscina municipal de El Ejido.